domingo, 9 de agosto de 2015

Cuando hay que agradecer....

Hace cosa de dos meses he estado en Nájera (La Rioja) como tantas veces.
Al dejar el coche en el aparcamiento y dirigirme a realizar unas gestiones, veo una mujer con un perro al que le costaba un montón andar.
Me acerco, le pregunto que le pasa al animalillo y me cuenta que tiene una enfermedad degenerativa y que no cuenta que viva mucho a pesar de que no tiene ni dos años.
Le explico un poco por encima lo que yo hago y que puedo tratar de aliviarl eun poco.
Me agacho, le hablo al perro y le pongo las manos en diferentes zonas.

Cuando iba a ponerlas en las patas de atrás, él me miró, me gruñó un poco y le expliqué que ya sabía que le dolía, pero que ni le iba a tocar.

Charlo otro rato con la dueña, le doy un abrazo para que no estuviese triste, le digo que el perro lo notará y ahí nos despedimos.

Ayer, dos meses largos después la encuentro en un supermercado de Najera, nos miramos, nos suena la cara pero no centramos de que nos conocemos, pero de repente me dice:
Ya.,,.eres la que le puso las manos a mi perro y no perdía la esperanza de volver a encontrarte.

Al parecer durante los dos días siguientes para su sorpresa y la de su marido -al que había contado como nos habíamos conocido- el perro estaba contento y había corrido como nunca.

Ahbora mismo está malito porque ha tenido una parálisis, pero me dió las gracias por el día en que nos conocimos y la abracé y por los dos días en que el perro parecía estar sano...

Todo esto en alta voz, en una Caja de un Super lleno de gente que nos miraba y escuchaba, así que no me queda otra que agradecerle el detalle.
Porque en este campo en que me muevo hay demasiado engaño, a la gente a veces la puedes embaucar, pero a un animal....pues no.

Nos hemos intercambiado los números de teléfono y llamarnos para quedar, a ver si puedo hacer algo mas por ese bichilllo.

Gracias a ti Maite por decirlo en alta voz y sin complejos.
Ojalá cundiese el ejemplo.